Como forma operativa de concretar el “cambio en la dirección de la mirada” se dispuso una distribución jerarquizada de contenidos en dos niveles correlativos y complementarios. El primer nivel, “macroscópico” y general, se integra con vastos escenarios globales constitutivos de configuraciones de conjunto o colectivos abarcativos de un amplio espectro de realidad, alta escala de abstracción y bajo nivel de especificidad. El segundo nivel, “microscópico” y específico, se integra con colectivos desagregados, desprendidos de configuraciones más abarcativas, de reducido espectro de realidad, baja escala de abstracción y alto nivel de especificidad. Se consideró que la intelección de contenidos según niveles jerarquizados debía acompañarse con una especial disposición mental por parte de los investigadores, dirigida a lograr que los contenidos específicos, abarcativos de un reducido espectro de realidad, no bloquearan la emergencia de los contenidos genéricos, abarcativos de un amplio espectro de realidad.