Identificación de instrumentos operativos

Comunicación. Seminario-Taller. Maestría en Gobierno. Universidad de Palermo. Sesión del 19 de agosto de 2004.

Bajo el epígrafe referido se pasa revista, en trazos generales, a los siguientes rubros de reflexión y diseño aplicados en la primera etapa de la investigación institucional: organización del espacio de investigación; cooptación de recursos humanos; elección de un enfoque antropológico; definición del “hilo conductor”; algunas consideraciones metodológicas, por ser todas piezas de interés retenidas para el mejor ordenamiento de los futuros trabajos programados.

Organización del espacio de investigación

El grupo de investigación, trabajando en un medio plural y heterogéneo, no debía convertirse en un reducto intelectual identificado por orientaciones herméticas y cerradas que dogmatizan sobre ideas que son por su naturaleza contingentes y relativas; pero tampoco debía asociarse a corrientes científicas que por adherir a conocimientos pretendidamente neutros se sintiera emancipado y libre de toda posición valorativa. Ni una ni otra interpretación hubo de ser asumida sin una adecuada ponderación de situaciones.
Por otra parte, para construir el espacio de reflexión científica se necesitaba instalar una comunicación fluída entre investigadores que aceptaron trabajar en un medio donde coexistían múltiples culturas. ¿Esto significaba que las distintas concepciones culturales suministrarían la oportunidad de concebir un marco de comunicación dentro del cual sería posible tratar la diversidad instalada en la compleja sociedad? Aunque esta pretensión parecía francamente osada, abrigábamos confianza en la efectividad de una comunicación que facilitara el encuentro entre culturas que los propios adherentes aceptaran como legítimas y bien fundadas. En la investigación de campo se trataba de establecer espacios inconfortables pero necesarios donde se buscaba trabajar en ambientes de libre creación, con confianza en la buena fe de cada uno y respetando la recta intención de los demás.

Cooptación de recursos humanos

Una importante condición para el buen funcionamiento del nuevo paradigma apuntaba a la plantilla de trabajo encargada de animar y desarrollar las investigaciones institucionales. ¿Cuál era el perfil de investigador requerido para el relevamiento, análisis y sistematización de los contenidos de Cultura institucional? Dadas las características del nuevo paradigma, se consideró que el perfil más apto para relevar los conocimientos que conformarían el corpus de Cultura institucional correspondía a la figura del especialista sintetizador, un profesional situado en la intersección demarcada por el cuadro mayor del “generalista” y el cuadro menor del “especialista”. ¿Y cuáles debieron ser los atributos esperados? El especialista sintetizador que en su momento fuera convocado, identificaba al estudioso con visión estratégica de conjunto, esto es, con preparación suficiente para seleccionar datos relevantes de amplia generalidad y abarcamiento, y que contaba, además, con las destrezas necesarias para controlar su pertinencia y validez mediante la contrastación empírica con la realidad.

El especialista sintetizador, que en aquel momento pasó a ocupar la centralidad del espacio, es el tipo de científico que, aun cuando maneja esquemas un tanto alejados del alcance del hombre medio, arranca siempre de un conocimiento afectado por la vida real concreta que se expresa sobre lo que se ve, se vive, se siente. El especialista sintetizador que hoy volvemos a convocar, es el que consideramos más apto y mejor preparado para dominar el conocimiento en estado de aplicación, el que se sirve de él con mayor libertad intelectual y el más indicado para calificar a quienes serán invitados a iniciarse en la nueva empresa. Los atributos que en buena medida fueron satisfechos siguen hoy tan vigentes como entonces.

Un enfoque de antropología cultural

Llegado el momento de elegir la lente más apropiada para aprehender el objeto material de estudio, se privilegió la antropología cultural como la disciplina más comprehensiva para ofrecer representaciones satisfactorias de la producción social y del comportamiento humano. Producida la elección, pusimos de relieve las propiedades y beneficios que nos podía ofrecer la antropología cultural en relación con otras disciplinas también involucradas. Ante todo consideramos que, a partir de la observación empírica, la antropología cultural desempeña una función crucial para construir las imágenes globales desprendidas de nuestras cuantiosas representaciones institucionales. También ponderamos el modo holístico que la caracteriza, con arreglo a lo cual cada pertenencia individual es analizada en su contexto de totalidad, evitando el error tan frecuente de la fragmentación que impera en el conocimiento y en la acción. Advertimos, por último, que el enfoque antropológico era considerado muy a propósito para descubrir generalidades y plantear regularidades, desde y dentro de las representaciones institucionales identificadas y designadas. El enfoque antropológico, cuyos aportes aplicados al estudio de la sociedad moderna son ampliamente aceptados por los más acreditados especialistas, fue el preferido para extraer de él los métodos conducentes y llevar adelante nuestras investigaciones. Señalábamos, por último, que el enfoque antropológico entra en contacto estrecho con todas las áreas del conocimiento debido a la gran acumulación de información empírica cuyo marco natural convoca a las grandes áreas del conocimiento. Por estas y otras razones la antropología cultural quedaba nominada como la disciplina científica preferencial para dar sustento teórico y metodológico a nuestras investigaciones

Definición del “hilo conductor”

En la etapa inicial de los trabajos los investigadores retomaron el marco teórico dispuesto y delimitaron el universo informado por las Bases conceptuales. En el amplio campo de la sociedad global, la Cultura institucional pasó a constituir el universo de investigación, esto es, la superficie de máximo abarcamiento e inclusión. En su interior, el análisis y sistematización de la Cultura institucional vigente en la Argentina actual pasó a constituir la unidad central de observación.

Informados por el marco teórico, los trabajos iniciales incorporaron, como “hilo conductor” de la investigación, el concepto de representación institucional, categoría analítica definida como una noción operacional que tiende a aislar un aspecto específico de la Cultura institucional. Ese fragmento existe con referencia a la realidad global de la cultura que se expresa por un concepto central del cual la representación institucional constituye un concepto analítico derivado. Representación institucional que trata de hacer inteligible una masa de producción social y de comportamiento humano mediante el establecimiento de escenarios aptos para darles un orden y atribuirles una significación, procurando obtener una visión objetiva de la realidad, superadora de toda posición opinable y desprendida de todo juicio de valor.

Algunas consideraciones metodológicas

En la etapa inicial de las investigaciones no nos pareció apropiado proponer un método único ni exclusivo sino que preferimos asumir todas las vías y procedimientos que fueran funcionales con nuestro estudio institucional apoyado en la Visión global de la complejidad. Por lo tanto, ningún método, aunque garantizado por su validez científica, eximió a los investigadores de considerar las circunstancias concretas de cada objeto en tratamiento y de arreglar la aplicación instrumental al logro de los objetivos asignados con atención a sus propias exigencias. Esta decisión metodológica, adoptada en un contexto multicultural inescindible, fue un designio asumido con plena determinación.

La autonomía pretendida en la realización de cada investigación no impidió sin embargo que se fijaran límites para evitar toda contraposición, separación o neutralidad entre materia y forma, afirmando más bien su necesaria correlación e interacción. Correspondió a los propios investigadores el cuidado de generar las condiciones adecuadas para que los trabajos iniciales se desarrollaran, en lo posible, con la mayor calificación en orden a pertinencia, competencia y confiabilidad.

En lo que sigue no se exhibe el conjunto de tales condiciones teóricas y metodológicas, sino que sólo se presentan algunos componentes básicos que en la etapa inicial informaron a todas las investigaciones por igual, a saber: a) Atendiendo a la representación de lo real a partir de lo concreto, los primeros trabajos exploratorios aplicaron la vía inductivo-deductiva sin solución de continuidad; b) Al aplicar el nuevo aparato conceptual al campo antropológico propusimos trabajar en un nivel exploratorio-descriptivo, procurando superar tanto el conocimiento ingenuo como el conocimiento sistemático; c) Para estar en sintonía con el enfoque antropológico aplicado al modo de expresión cultural elegido, los integrantes del grupo de investigación acordaron utilizar todo el instrumental técnico que consideraron funcional para el logro de las metas asignadas en cada caso.

Conclusión

En la presentación inicial de este Directorio operativo se esbozó el mecanismo mediante el cual se fijaron las condiciones mínimas para desarrollar las investigaciones sobre Cultura Institucional. Este tipo de empresa no es común entre nosotros, aunque no faltan ingentes esfuerzos y discretos logros por parte de quienes trabajan en el estudio de las culturas.

Procede señalar que los rubros metodológicos que se han expuesto no han sido incorporados ni para resumir lo que es un extenso y complejo proceso de investigación ni para justificar su consideración en subsidio, sino tan sólo para procurar la mejor comprensión y recepción de algunos tópicos más directamente enmarcados en la lógica de este Directorio Operativo. En tal sentido se espera que los actores institucionales, entregados a sus estudios analíticos o normativos, prioricen la presentación del programa de acción que, llegado el caso, pretenden desarrollar; uno de cuyos rubros sugeridos deberá ser la ideación y diseño de un plan de investigación. Las metas a alcanzar y los medios a emplear deberían establecerse según órdenes de prioridad y en función de los objetivos que se procuran. Y aunque no es nuestra intención complicar a los responsables institucionales con tecnicismos finalmente secundarios, nos pareció que faltábamos a la objetividad intelectual si omitíamos este instrumento, experimentado y bien probado, al servicio de las disciplinas humanas y sociales requeridas de la investigación científica aplicada.

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Extracto del libro de Alberto Castells, La cultura también importa, inédito, 2009.